«No es casualidad que estemos ahí»

La UPV ocupa una brillante segunda posición en su grupo de la Liga Femenina 2 pese a que afrontaba la temporada haciendo equilibrios con su precario presupuesto, sin sus dos mejores jugadoras del pasado año y obligada a tirar de cantera.

«si nos metiéramos en la fase de ascenso, no tendríamos dinero para jugarla, así de claro». Esta frase resume perfectamente la situación en la que se encuentra la Universidad del País Vasco (UPV), equipo femenino que compite en la división de plata del baloncesto estatal. En el plano deportivo, las cosas no pueden ir mejor, ya que el conjunto donostiarra marcha segundo de su grupo con nueve victorias y dos derrotas en once jornadas; en el económico, las penurias son grandes después de que el verano pasado les abandonara el patrocinador principal, Biurrarena.

La frase pertenece a Azu Muguruza, principal artífice de ese pequeño milagro universitario. Hace tres temporadas ascendió al equipo a la Liga Femenina 2, ha logrado la permanencia los dos últimos años con sendos sextos puestos y ahora ha rizado el rizo. Con menos dinero -el club apenas tiene un presupuesto de 200.000 euros- y sin sus dos mejores jugadoras -Candy Navarro y Raquel Delgado- ha situado al equipo segundo, una posición a tener muy en cuenta cuando la liga ha consumido ya once de sus 28 jornadas.

«A estas alturas, no es casualidad que estemos ahí», dice la entrenadora donostiarra, que también reconoce que le ha cogido por sorpresa el rendimiento de un equipo basado en dos jugadoras experimentadas como son Oumoul Sarr y Gómez Novo y que lo completan, por un lado, Olabarria e Itziar Mallaviabarrena , dos jugadoras jóvenes pero veteranas en el equipo que cada día van a más, y por otro lado, cinco debutantes en la competición y que hace unos meses jugaban en categoría júnior. «No esperábamos esto. El equipo era nuevo, con muchas jugadoras jóvenes… pero es que esta gente es una pasada. En ataque tenemos menos talento, pero defendemos quince veces más que el año pasado. Somos el equipo que menos puntos recibe de toda la liga (sólo 56,5 por partido) y eso nos permite estar siempre metidas en los partidos», explica Azu dando una de las claves del extraordinario rendimiento del equipo.

La otra es el impecable comienzo liguero, ya que la UPV ganó los primeros cuatro partidos. «Empezar con un 4-0 fue muy bueno. Tengo que reconocer que tenía miedo al inicio por todas nuestras novedades y porque no sabíamos muy bien qué nivel iba a tener la liga. Ahí nos dimos cuenta de que podíamos hacer algo bonito este año. Hemos seguido a buen nivel y, sorprendentemente, nos hemos sentido muy cómodas contra todos los equipos». Incluso en las derrotas ha dado la cara la UPV, ya que cayó por cinco puntos ante el líder Obenasa y por once ante el tercer clasificado, el Sant Adrià, a priori los equipos más fuertes de la liga.

Con ese segundo puesto actual y el rendimiento de la plantilla -Azu asegura que el equipo tiene «margen de mejora»– es inevitable pensar en la fase de ascenso, en la que entran cuatro equipos. «Nuestro objetivo es seguir trabajando bien y que las jóvenes sigan creciendo y cogiendo experiencia en el baloncesto profesional». Cuando le insisten con la fase de ascenso, la entrenadora expone la cruda realidad: «No tendríamos dinero para jugar la fase de ascenso. Habría que pagar quince días más a las jugadoras, el alojamiento…».

Azu Muguruza define la situación económica del club como «caótica» pese a que hay rivales que están peor: «Estamos con lo justo y menos. Vamos limando mes a mes, por eso nos tomamos con tranquilidad lo de la fase de ascenso. Al menos por ahora las jugadoras están cobrando al día. Deportivamente vamos a tratar de darlo todo». El siguiente paso en la impecable marcha de la UPV es la visita del Eivissa, cuarto clasificado, el sábado al Gasca. Ganar supondría seguir alimentando el sueño ¿imposible? de la fase de ascenso.