«No va a ser fácil, pero podemos ganar el anillo»

Cuando Valdemoro y Cebrián rompieron las barreras de la WNBA con su llegada en 1998, Anna Cruz aún no imaginaba que 17 años después iba a ser ella

Cuando Amaya Valdemoro y Betty Cebrián rompieron las barreras de la NBA femenina (WNBA) con su llegada en 1998, Anna Cruz aún no imaginaba que 17 años después iba a ser ella la que iba a estar luchando por el anillo de campeón. Ese título, impensable entonces y que solo la genialidad de Amaya logró traer a España, es ahora su obsesión.

Ambas completan el «12+1» de españolas que cruzaron el charco para probar suerte entre las mejores, aunque en su caso la aventura va más allá de la simple experiencia. Teniendo en cuenta que los tres anillos de Valdemoro marcan un techo casi inalcanzable, lo cierto es que tanto Xargay como Cruz han sabido darle una vuelta al rol español en la WNBA.

«Claro que ese camino que antes recorrieron otras como Amaya nos ha ayudado. A las españolas ya no nos ven solo como una pieza de banquillo. Nos dan la oportunidad de jugar más, pero luego hay que saber aprovecharla como hemos hecho nosotras». Habla Anna Cruz , que en su segundo año en la WNBA aspira a conseguir el anillo con las Minnesota Lynx.

Allí promedia casi 30 minutos por partido y el domingo protagonizó junto a Xargay un hecho insólito en la historia del baloncesto femenino nacional, que nunca antes había visto como dos españolas titulares en un partido de la liga americana. Esa pequeña conquista es un paso más hacia la normalidad. El momento en el que deje de ser una excepción que una extranjera brille junto a las estadounidenses en su liga.

Tanto Xargay como Anna Cruz están muy cerca de conseguirlo, si no lo han hecho ya. «A veces impone un poco jugar con jugadoras tan poderosas físicamente y con tanto nombre, pero luego lo piensas y no dejan de ser una más. Y se te pasa cualquier complejo que puedas tener», asume Cruz, feliz a pesar de todo. «Estamos viviendo un sueño, pero no es un camino de rosas. Si no estuviera aquí para ganar el anillo, lo mismo no habría ni venido».

El pasado fin de semana, cenó con su amiga Xargay, un ritual cuando coinciden en la misma ciudad. «Siempre que nos enfrentamos, intentamos quedar fuera del pabellón. Ver una cara conocida ayuda a respirar otro ambiente. Eso y las visitas de amigos o familiares hacen que todo sea más llevadero», dice.

Por ahora, su equipo lidera la Conferencia Oeste, pero con las Mercury pisándole los talones. «No va a ser fácil, pero podemos ganar el anillo. Va a estar todo muy igualado», vaticina.

Si echan la vista atrás, es fácil trazar un mapa de diferencias con la liga española, a años luz tanto en organización como en nivel dentro de la pista. «Aún queda mucho por hacer, pero el hecho de que estemos aquí es una muestra de que se hacen bien las cosas. En la selección hay muchas jugadores que podrían jugar en la WNBA y hacerlo bien», reconoce Anna Cruz , llamada a ser una de las protagonistas del Mundial 2018 que se disputará en España bajo el lema «Universo Mujer». Mientras llega ese momento, seguirá disfrutando de la liga americana, donde espera un anillo sin dueño que ambas quieren lucir al final del verano.