Un campeonato afrontado con dos bajas de jugadoras exteriores muy importantes pero en el que otras jugadoras han sido capaces de reivindicarse y demostrar sobre la pista toda la capacidad competitiva que las llevará hasta la elite del baloncesto. Una selección que reunía jugadoras que durante los últimos años han competido al máximo nivel en Europeos y Mundiales de formación y que llegaban a Portugal con la ambición de subir a lo más alto de Podio. “Este oro tiene mucho mérito”, afirma el seleccionador, “por las bajas iniciales y por la dificultad de un campeonato de mucha igualdad y en el que han participado jugadoras de altísimo nivel. Cada selección tenía jugadoras diferenciales pero España tenía un gran grupo. Ha sido el triunfo del Equipo”.
Para José Ignacio una de las claves para conseguir subir a lo más alto ha sido “la capacidad del equipo para crecer cada día. Individualmente hemos visto una excelente progresión de jugadoras capaces de dar un paso adelante y asumir la responsabilidad. Como equipo, desde el primer día hasta la final ha habido una evolución evidente. La segunda parte ante Rusia y la primera parte ante Italia se alcanzó un nivel de juego extraordinario”.
Una vez en la final, la agonía de un marcador que veía como se reducían las diferencias, desde los 18 puntos del descanso hasta el empate a falta de pocos segundos. “En la segunda parte pagamos la lesión de Quevedo al inicio del partido porque nos faltó una rotación más en el último cuarto al cual llegamos acusando el cansancio y las faltas. Destacar el papel de jugadoras que saliendo del banquillo han sido capaces de sumar acciones claves.Todas, cada una desde su papel, han sabido ser positivas para el grupo. Se merecían ganar este oro”.
