«Querido Baloncesto,
Llevo meses meditando sobre cuando escribir esta carta pero finalmente me he decidido a anunciar… mi retirada. Suena gracioso decir la palabra sin emocionarse. El baloncesto ha sido parte de mí durante casi la mitad de mi vida. Si pudiese jugar por siempre, lo haría sin dudar. No hay nada como ser deportista profesional. Me siento muy orgullosa de ser una de ellos.
Siempre he creído que dejar el juego era un momento triste, pero ahora me lo tomo como una celebración. Todo es cuestión de perspectiva, ¿verdad? Pues bien, desde mi punto de vista, yo diría que la celebración es la palabra perfecta.
Le di al juego hasta la última gota de mí, hasta el punto de mi completa destrucción y reconstrucción … literalmente! He jugado con tanta intensidad durante tanto tiempo que ahora me retiro con dos piezas de titanio en las espinillas y con mis tendones ACL, MCL y Aquiles dañados. Daría otra vez todas esas partes del cuerpo de nuevo por una oportunidad de volver a vivir mis 17 años. Una cosa es segura: El eterno amor que tengo en mi corazón por el baloncesto nunca desaparecerá. El Padre Tiempo ha terminado venciendo, como siempre, pero he hecho que tuviera que esforzarse más de lo normal.
Mientras me voy de la práctica del baloncesto en activo, me siento como un padre orgulloso que ve a su hijo alejarse para enfrentarse al mundo. Lo he visto crecer hasta un punto que genera admiración. Ha resistido la prueba del tiempo, con todo en contra. Equipos que cayeron, rumores perniciosos, y muchos que se preguntaban si volveríamos a jugar. En esos momentos, su verdadera identidad tomó forma, el baloncesto se convirtió en un faro de luz para las mujeres de todo el mundo. Llegamos, vimos y conquistamos. Por eso, estoy muy contenta de dejarlo en manos de aquéllas que vienen detrás de mí. Maya Moore, Skylar Diggins, Elena Delle Donne, Tina Charles, Nneka Ogumike, Breanna Stewart y el resto de última generación de la liga tienen ahora la tarea de desarrollarlo.»
Delisha Milton-Jones
